La profesión docente

La docencia es una actividad profesional, de gran complejidad, que dispone de un campo de conocimientos que le son propios, entre ellos, los que se relacionan con:
  • La función que desempeña la escuela en la educación que imparte; 
  • Las características y formas de aprender de los alumnos y las alumnas; 
  • Lo que deben aprender en la etapa de escolaridad en que se encuentran; 
  • La influencia de la familia y el medio social y cultural del que provienen en el aprendizaje y el desarrollo de sus capacidades; 
  • La forma de promover el aprendizaje y el desarrollo de las capacidades de cada niño y niña, de acuerdo con sus características individuales; 
  • La manera de diseñar, organizar, planear, desarrollar y evaluar situaciones, procesos y contextos para promover aprendizajes determinados. 
  • La selección de los factores, los procesos y los resultados de aprendizaje que se debe conocer y el modo de saberlo; 
  • La influencia que ejerzo en mis alumnos y la que recibo de ellos. 
  • La colaboración con los colegas y compañeros de trabajo, etcétera. 
Los conocimientos enunciados, por supuesto, no incluyen aquellos conocimientos que provienen de las disciplinas y que son una parte de los contenidos de aprendizaje para los alumnos (lengua, ciencias, matemática, arte, salud, etcétera).
La complejidad de la docencia no sólo radica en la amplitud de conocimientos que se requiere para ejercer. También, es preciso disponer de ciertas habilidades, actitudes y valores que, en interacción con los conocimientos de las disciplinas y de la docencia se traducen en competencias profesionales esenciales que hagan posible planear, desarrollar y evaluar los procesos de enseñanza y aprendizaje de los alumnos y las alumnas, en contextos particulares. Así, la docencia se desarrolla siempre en función de procesos de largo aliento y ligada a las características individuales y socioculturales de los alumnos y alumnas, pero además, dentro de un contexto escolar que exige la interacción y la colaboración entre grupos de profesionales que se dedican a la docencia.
Si entendemos que la docencia es una actividad compleja, entonces, no es posible pensar que pueda realizarse de manera improvisada o espontánea. Sin embargo, usualmente, muchos educadores hemos considerado que la práctica educativa contiene grandes dosis de intuición, inspiración y creatividad; incluso, entre los especialistas ha existido una cierta controversia entre considerar a la docencia como una técnica o como un arte. Puede ser cierto que un educador o educadora emplee atributos como la intuición y la creatividad, siempre que cuente con una gran experiencia en su profesión, que domine el campo de conocimientos docentes, y que además sea un excelente aprendiz, capaz de modificar continuamente sus ideas respecto de la docencia, de sus alumnos, de la enseñanza y del aprendizaje.
Para la mayoría de los docentes, la práctica educativa es una tarea ardua, que les exige un formidable y constante esfuerzo intelectual, que ocupa su pensamiento antes, durante y después de su trabajo en el aula y que se caracteriza por la incertidumbre: “¿Habrá funcionado esta actividad?”, “¿Comprenderían mis alumnos?”, “¿Cómo plantearles esta tarea?”, “¿Qué aprenderán si trabajamos esto?”, “¿Cómo puedo lograr que comprendan esto que es tan complejo?”, etcétera.
Una de las preocupaciones permanentes de las educadoras y los educadores es qué hacer al día siguiente con sus alumnos, lo cual lleva a pensar en la necesidad de sistematizar la práctica educativa mediante la planeación y la evaluación; pues difícilmente puede anticiparse qué hacer con los niños y las niñas si no se ha ideado una secuencia clara de trabajo para promover ciertos aprendizajes de los miembros del grupo.
Para abordar algunas cuestiones relativas a la planeación didáctica y a la evaluación, visita las páginas que están en preparación en este blog.

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